N°374Índice

La carretera, tal y como la conocemos actualmente en Francia, fue diseñada y realizada a lo largo del siglo XX para seguir el ritmo de crecimiento de nuestras sociedades. Dicho crecimiento, muy relacionado con el coche término individual, actualmente ya no parece sostenible, especialmente en el ámbito urbano. Ello se debe a que las autopistas generan molestias y contaminación y han podido favorecer la expansión urbana. En realidad, son los vehículos los que ocasionan estos efectos negativos. Para atenuarlos, los vehículos se van mejorando progresivamente a nivel ecológico y energético para cumplir unas normas cada vez más restrictivas. La carretera, que hasta ahora solamente era responsable del 5-10% de los efectos medioambientales negativos, verá aumentado este porcentaje a medida que se vaya renovando el parque automovilístico. Además, las tecnologías digitales van a revolucionar la movilidad individual. Por todo ello, los vehículos del futuro serán eléctricos, autónomos y compartidos. La carretera deberá adaptarse también a las necesidades de estos nuevos tipos de movilidad en un contexto de crisis de las finanzas públicas que va a frenar la adaptación de las carreteras. Por lo tanto, habrá que inventar un marco paralelo más propicio para la innovación en el que puedan probarse las técnicas innovadoras provenientes de los centros de investigación y combinarse entre sí para lograr soluciones innovadoras.