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El anclaje es uno de los métodos más habituales en la estabilización de los taludes de las carreteras. Para conservar la función estabilizadora de los anclajes, estos deben estar libres de corrosión y la tensión residual de tracción debe mantenerse dentro de un rango determinado. La seguridad de un anclaje se evalúa según las directrices para la evaluación de la tensión residual de tracción [1], [2] (Tabla 1). La inspección periódica de los anclajes es importante para garantizar la estabilidad del talud. Los operadores de las carreteras deben realizar estas inspecciones, incluyendo la confirmación de una tensión residual de tracción del 5% en todos los anclajes o en al menos 5 anclajes de cada talud cada 5 años, de acuerdo con el manual de mantenimiento [3] y con el manual topográfico [4].