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Los vehículos aéreos no tripulados, o drones, permiten ver lugares y partes de estructuras de difícil acceso. Resultan muy útiles a la hora de inspeccionar puentes de grandes vanos que normalmente requerirían vehículos o elevadores especiales o personal experto en escalada. Si un dron se equipa con sensores de infrarrojos y lentes de alta definición de amplia longitud focal, su rango puede ampliarse para llevar a cabo una detección de daños no destructiva. Este artículo presenta los resultados de un estudio sobre el uso de drones a tal efecto. Esta investigación se realizó en primer lugar en condiciones controladas de laboratorio y posteriormente in situ, en un puente de referencia. Se analizaron dos indicadores de rendimiento para definir de forma óptima los daños que presentan los puentes de hormigón: la extensión y la localización de las áreas delaminadas y la posición y la anchura de las grietas. Los resultados aportan un valor añadido sustancial en comparación con las inspecciones visuales tradicionales, principalmente en forma de información sistemática que no depende del conocimiento y de las habilidades del inspector.